Sinfonías Paralelas   Capítulo 10 “Vino Rojo”  


Bueno esta vez no han tenido que esperar 5 meses.

En este 10mo capitulo veremos la historia contada desde la perspectiva de la chiflada Margoh. De la cual conoceremos un poco de su pasado.

Para los que no la recuerdan Margoh es la ayudante de el pianista que se hace llamar «El Fantasma». Tras secuestrar a Roxanne y al Hueso Dragón  continua con los planes de venganza de su maestro del cual esta enamorada.

manteniendo el genero hay escenas de sexo pero son mucho mas fuertes de lo habitual y toscas. ya descubriran por que.

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Capitulo 1 «Decisiones»

Ya que los capitulos continuan una historia y no son capitulos individuales.

 

Si quieres acompañar la lectura con musica dale al boton play de youtube y espero que disfrutes

 

 

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No parecía un departamento demasiado costoso, ni tampoco se veían grandes cosas de valor en él, sin embargo a Margoh le había costado un poco más que de costumbre burlar la seguridad de la cerradura. Sera que el inquilino ocultaba algo o era simple paranoia ?

El lugar tenía adornos bonitos pero en exceso para el gusto de la invasora, en parte le recordaba a la casa donde ella nació.

 

Alice era el nombre que le habían puesto sus padres y el que utilizo toda su vida antes de huir de su casa y cambiarlo por Margoh.

Los padres de la pequeña y adorable niña Alice eran  lo que se conoce como una familia ejemplar.

Su padre ganaba buen dinero, suficiente para cubrir las necesidades básicas, comodidades, lujos, hasta un piano y todos los inocentes caprichos de su niña de 6 años. Todos los días eran de felicidad en la vida de la risueña Alice, iba a una buena escuela, había hecho amiguitos y por las noches antes de dormir tocaba el piano sentada al medio de papa y mama, la niña amaba tocar el piano, todo era felicidad… hasta aquella noche.

La pequeña dibujaba a sus padres dentro de un gran corazón en una carta que les contaba con un par de nuevas letras que había aprendido en el colegio que los amaba y que los esperaba despierta para tocar el piano cuando volvieran.

El teléfono sonó, la niñera lo atendió y luego se puso muy triste, le habían dicho algo feo que la hizo llorar. La policía llego más tarde a casa, también llego su padrino, pero papa y mama no volvieron esa noche, ni ninguna otra.

Su padrino pensó que era demasiado pequeña para

Ir al funeral de sus padres así que no pudo despedirse de ellos. Murieron trágicamente a causa de un robo.

Nadie objeto a favor del derecho de la niña a asistir al velorio porque su padrino era su único pariente vivo, su tutor, y estaba a cargo de todas las decisiones de su vida, como si pudiese llamarse vida a los años que continuaron.

 

Notas

 

Margoh se dio cuenta de que se había perdido en sus pensamientos. Estaba en un casa ajena y en cualquier momento podría llegar su verdadero inquilino, no había abierto la cerradura e irrumpido en aquella casa para perder el tiempo, debía concluir con los planes de venganza que su amado maestro le había pedido. El violín ya había sido secuestrado junto con una de las amantes del violinista, todo marchaba de maravillas. Solo unos pasos más y cuando todo hubiese terminado su maestro la amaría incondicionalmente a ella por haberle sido siempre fiel a sus órdenes y de gran ayuda luego de que él había perdido la vista. Seria amada, por primera vez en su vida la amarían.

 

Llevo un dedo a sus labios, lo beso y luego lo mordió mientras liberaba una ferviente sonrisa.

– Tal vez si registro este sitio encuentre algo de información que ayude al maestro – Dijo en voz alta y se quedó quieta como esperando la aprobación de alguien presente. – De acuerdo, lo hare – Dijo con voz melosa como si estuviese coqueteando con ese alguien.

 

Dentro de lo que pareció información importante encontró lo que parecían análisis de estudios cardiacos y por lo poco que Margoh entendía no eran buenos resultados –Jaja, la tontita se está muriendo de a poco- Rio encontrándolo cómico – Al maestro le encantara saber esto –

Luego fue hacia el placar donde se encontró sin mucho asombro con muchos modelos de vestidos que parecían infantiles.

-Que esta tontita no usa nada decente ?-

Se detuvo en uno de los vestidos y vio lo que parecía una burla del destino. Un vestido idéntico al que ella alguna vez uso cuando alcanzo la edad de la pubertad, un vestido de verano, blanco impecable con dibujo de rosas azules. Por más desagradable que le parecía el recuerdo de ese vestido no pudo evitar recordar su pasado.

 

Notas

 

 

El señor Demian, su padrino, en realidad no había sido pariente ni de su padre ni de su madre, solo era un amigo de la familia, o lo había sido en un principio. Demian no los frecuentaba muy seguido, pero era el padrino de la niña y luego de la muerte de sus padres no le quedaban más familiares vivos.

El señor Demian se ofreció a mudarse a aquella casa para poder cuidar a la niña, pero sus verdaderas intenciones eran vivir sin trabajar y gastarse el dinero de la herencia destinado al cuidado de Alice.

 

La niña que dibujaba cartas a sus padres fallecidos años atrás ya había crecido, era una mujercita de 10 años muy distinta. Desde los 10 años ya se ocupaba de los quehaceres de la casa ya que su padrino no quería contratar empleados y le daba igual vivir entre la suciedad, solo le interesaba tener la comida lista.

A ella no le molestaba, luego de llegar de la escuela solía ponerse a limpiar y fregar todo aunque le irritaba que el holgazán de su padrino le criticara todo cuanto hacía.

 

Los años pasaron y Alice alcanzo los dulces 16 era mucho más alta y más corpulenta pero algunas cosas no habían cambiado. El amor por el piano seguía siendo el mismo, solía tocarlo y recordar a sus padres uno de cada lado tocando con ella, los extrañaba muchísimo.

La figura de su padrino también había cambiado, ahora era un hombre gordo casi llegando a la obesidad, mas calvo y con una barba desprolija que estropeaba su cara.

Pero el carácter amargo de este hombre no había cambiado. El piano era algo prohibido dentro de todas las cosas prohibidas que había puesto como reglas de la casa. A este no le gustaba el sonido del instrumento así que Alice lo tocaba en su ausencia.

Casi nada de lo que ella hacia le gustaba, nada excepto usar aquel vestido blanco que le llegaba hasta las faldas. Su padrino cada vez que lo recordaba le insinuaba que se lo pusiera, la joven ya no quería hacerlo. No entendía porque a su padrino le gustaba tanto.

 

Una noche luego de haber cocinado, se sentaron a la mesa a cenar.

-La carne está demasiado cocida niña- Reprocho aquel hombre. La joven estaba acostumbrada a que le reprobaran todo lo que hacía.

-La carne me gusta bien jugosa, esto esta horrible- Por la manera en la que masticaba sin dejar de hablar no lo parecía.

-Lo siento- Se apresuró a contestar.

-Y estos tomates no están frescos, porque ?Dime Alice, porque ?-

La muchacha tardó en contestar, sentía la mirada de su padrino clavada en ella.

-Use tomates de ayer para no gastar demasiado- La respuesta no pareció convencerlo ya que dejo de comer y golpeo la mesa haciendo saltar los cubiertos.

-Mírame niña, MIRAME!!- Grito y ella tuvo que obedecer. Podían verse restos de comida pegada en su barba.

-Acaso no tenemos dinero suficiente ? Acaso la pensión mensual que te dejo tu padre se ha reducido ?-

-No- Contesto simplemente ella, ya no quería mirarlo o lloraría, esa mirada la hacía poner muy nerviosa.

-Entonces para que ahorras ? Seguro piensas llevarle flores a las tumbas de tus padres, supéralo ya, los muerto no necesitan flores y los vivos necesitan tomates frescos- Se burló y luego volvió la mirada a su plato devorando su contenido sin siquiera apartar lo que consideraba feo.

La muchacha volvió a concentrarse en su cena.

-Hace mucho que no usas tu vestido blanco- Dijo su padrino y las palabras le sonaron muy amargas, ella no supo lo que se avecinaba hasta que fue demasiado tarde.

La muchacha respondió mirando su plato sin decir ni una palabra.

-Vamos póntelo- Insistió

-Es que ya no me gusta-

-Vamos como que no, pero si es bonito- Dijo animándola.

-Es muy viejo, ya me queda demasiado corto, solo lo suelo usar de pijamas- Dijo ella justificándose.

-Idioteces, te queda perfecto, anda póntelo y dejare pasar lo mal que has cocinado-

A la joven Alice no le quedo más escapatoria que complacerlo. El vestido era muy bonito y elegante pero ese mismo vestido que hace 3 años atrás le llegaba a tocar encima de las rodillas ahora apenas le cubría unos centímetros de las piernas y sus pechos que estaban creciendo entraban muy ajustados y se le complicaba esconderlos.

Le quedaba demasiado corto por todos lados, dejaba al descubierto mucha parte de su piel que ella no quería exhibir. Le quedaba feo.

 

Cuando volvió su padrino se había trasladado a la sala de estar y miraba televisión sentado en el sillón mientras bebía uno de los vinos más caros que había pertenecido a su padre.

-Ahora pareces toda una mujer y no una niña tonta, ven siéntate a mi lado vamos a mirar la televisión- La joven se sentó, en silencio acomodo la vista perdida en el televisor sin prestarle la menor atención al programa. Solo deseaba irse a dormir.

De reojo podía ver como su padrino de vez en cuando volteaba su cabeza para mirarle el vestido y luego la volvía hacia la televisión o hacia su copa de vino rojo y tomaba un trago. Así continúo aquella noche, la botella se había terminado pero su padrino a cada rato paseaba su mirada de la tv hacia su vestido, una y otra vez, hasta que noto que aquel hombre ya había dejado de apartar la vista de ella.

-Padrino ?- Dijo ella tratando de esconder su incomodidad.

-Llámame por mi nombre querida-

La joven seguía sin querer mirarlo, detestaba aquella mirada

-Sr Demian, lo que…- Tuvo que detener su frase al sentir que los dedos regordetes de su padrino se habían apoyado en su pierna por debajo de su vestido.

-No, no, no, llámame por mi nombre, dime Nícolas-

Aquella insinuación de voz melosa le resultaba de lo más desagradable y la sensación de su mano sobre su pierna la había hecho temblar.

Volteo a mirarlo y le hablo en un tono muy elevado

– Nicolas Demian o cómo demonios se llame me voy a dormir ahora mismo- Sentía su rostro caliente como si fuese a estallar y su respiración forzada.

-De acuerdo, vete a la cama- Dijo sin oponerse. El ya no la miraba, se había vuelto a fijar en la televisión y subió el volumen.

Sin decir más nada la joven se dirigió a su cuarto y se  quedó acostada despierta un buen rato. Era la primera vez que le contestaba de esa manera y al parecer aquello daba resultado, nunca más se dejaría mangonear por aquel hombre ni a complacerlo y cuando alcanzara la mayoría de edad dentro de dos años lo echaría, ya no tendría que aguantarlo más. Pero tuvo que tragarse sus ideas porque al oír la puerta abrirse se incorporó con desesperación y vio al hombre al que llamaba padrino vestido solo en ropa interior.

 

-Que haces aquí ? – Le pregunto la joven asustada. Su padrino no contesto, solo se tambaleo y alcanzo a sujetarse del marco de la puerta.

La obesidad de aquel hombre era aún más repulsiva cuando se lo veía sin ropas. A Alice le incomodaba verlo así pero tampoco quería apartar la vista. Sentía pánico.

 

Vete, vete a tu cuarto, estas ebrio te has confundido de habitación- Le ordeno la muchacha pero el horrible hombre seguía allí apoyado contra la puerta con su cuerpo semidesnudo.

-Estoy ebrio, sí, pero no estoy confundido- Encendió una radio que había cerca y subió al máximo el volumen de una canción que no parecía ser de su agrado.

-Y tú estás demasiado vestida cachorrita- Dijo y se acercó arrojándose sobre ella con todo su peso, la aprisiono contra la cama, forcejearon, los gritos de la joven quedaron ahogados por los sonidos de la radio.

A medida que forcejeaba más se iba quedando sin aliento y ese cerdo parecía ir ganado más fuerzas. Sintió el cuerpo muerto de aquel hombre encima de ella, su gordura le aplastaba los pulmones dificultándole respirar. Lo sentía respirar con agitación en frente de su rostro exhalando los vapores del alcohol, aquel olor le provocaba nauseas. Sentía su asqueroso sudor chorreando y transfiriéndose a su piel. Y su barba espesa raspándole el cuello cuando la besaba y lamia. Su padrino la estaba violando y ella no tenía fuerzas para quitárselo de encima. Lloraba tan fuerte como le permitían sus pulmones aplastados. Los gritos se habían convertido en lágrimas de dolor y desesperación, y por lo que ella recuerda, cuando su padrino se marchó entre esas mismas lágrimas, más tarde se quedó dormida.

A la mañana siguiente despertó entre los pedazos de su vestido rasgado y su cuerpo muy sensible y dolorido, sobre todo sus partes íntimas. Se bañó frotándose fuertemente la piel hasta lastimarse, se vistió casi por inercia y cuando se encontró con su padrino este fingió como que nada hubiese ocurrido la noche anterior.

 

Notas

 

-Maldito infeliz- Dijo Margoh con la voz cargada de ira mientras dejaba el vestido blanco de Melissa tirado en el suelo y se dirigía a otra habitación del departamento.

 

Resignada a no encontrar nada más de interés en el departamento de Melissa se dirigió al refrigerador por algo de bebida.

-Quien sería tan imbécil de descorchar una botella de vino y volver a taparla sin beber ni un trago- Dijo tras encontrar una botella intacta de lo que parecía un exquisito vino rojo y se servía una copa.

Sus ojos recorrían la casa con un sentimiento cercano al desprecio.

-Bonita casa, refrigerador lleno, lindo novio, que buena vida la que llevas- Bebió un sorbo –Hasta ahora-

Palpo su cintura para comprobar que aun llevaba su pistola y tras confirmarlo lamio el contorno de la copa desde el tallo hasta la punta del cáliz con una lengua muy larga, allí donde se había derramado una gota de Merlot rojo. Continuo bebiendo, lamiendo la copa y riendo como si aquello fuese un buen chiste. El brillo escarlata de la copa le recordaba a algo.

 

Notas

 

Alice había llegado a casa muy tarde, como venía acostumbrando desde hace 5 días desde que su padrino la había violado. Sentía una mezcla de odio y terror hacia ese hombre y quería estar el mayor tiempo posible lejos de él y de su casa que solo le traía malos recuerdos y sufrimiento.

-Estas son horas de llegar- Se oyó gritar desde la sala de estar por encima del sonido de la televisión. Alice no contesto.

-Tengo hambre, más vale hoy hagas una buena cena- Le gruño- Vienes arruinando todo lo que tocas desde hace días-

Y era verdad, cuando se encontraba cerca de la presencia de su padrino se ponía demasiado nerviosa y perdía la concentración. La comida se le quemaba o se olvidaba de condimentarla. El recuerdo de lo que había pasado aquella horrible noche la atormentaba.

Una vez lista la cena ambos se sentaron a la mesa.

-Trae una botella que deje en la heladera, es un regalo, quiero que brindemos- Alice obedeció de muy mala gana, no había nada que brindar su vida era un infierno y esa botella de seguro había sido comprado con el dinero de sus padres por ende no era ningún regalo.

-Vamos ábrela, ábrela- Dijo relamiéndose como un perro que va a comer un filete –Bien tú también sírvete- Le dijo al ver que ella había bajado la botella luego de servirle a él.

-Mas, sírvete más, yo te autorizo, está muy bueno- Alice se sirvió más vino pero no pensaba tomarse ni la mitad del contenido. La muchacha no conocía nada sobre vinos, pero los destellos escarlata que emitía desde la copa le hacían pensar que era de buena calidad <<Sigue despilfarrando dinero viejo imbécil, pronto te quedaras sin nada cuando tenga edad suficiente para echarte de aquí>>

-Ahora vamos a brindar, por esta casa y por todo lo bueno que nos ha dado- Alice no podía estar más en desacuerdo pero el sabor del vino no le pareció malo.

Continúo comiendo en silencio, escuchando sin oír como su padrino parloteaba acerca de lo que serían buenos vinos y estupideces que había visto esa misma tarde en la tv.

 

La copa de Alice estaba casi intacta mientas que su acompañante ya se había bebido 2 copas y se servía una vez más –Pero mujer si no has bebido nada- Y la observo con la mirada un tanto perdida. –Debes beber mujer, está muy bueno- Sus mejillas se habían tornado rosadas por el alcohol.

-Brindemos – Balbuceo.

-No hay nada que brindar- dijo Alice en un susurro frio y seco.

-Como que no ? Si eres joven y muy bonita, hay que brindar por ello- Rio como si aquello le causara gracia.

-Hay que brindar por la hermosa mujer en la que te estas convirtiendo, perdón en la que ya te has convertido- Miro a la joven y levanto su copa esperando que ella lo imitara. La muchacha volvió su atención a su plato.

-Oye tu…- Balbuceaba como si su lengua estuviese pegada al paladar. – No seassss… Mírame !!.. Mal educada- Alice cuyo mal humor iba aumentando no dejo de ignorarlo.

-QUE ME MIRES !!- Dijo muy enfadado y le sujeto fuertemente la muñeca.

-Eso te han enseñado tus padres-

-No te atrevas a nombrar a mis padres- Le respondió con el mismo tono de voz.

-Yo  digo lo que quiero soy tu tutor-

-No eres más que un viejo infeliz- Ya se había animado a enfrentarlo no iba a retroceder ahora.

-Cállate puta insolente !!- Dijo al tiempo que se ponía de pie y le propinaba una fuerte bofetada que la hizo caer sentada al suelo.

-Me debes obediencia- Le gritaba desde arriba

-Ahora se una buena niña y sírveme más vino-

Alice se levantó del suelo sin omitir queja alguna, espero a que su padrino se sentara y le sirvió vino en la copa como una buena niña.

-Así me gusta, obediente- Alice vio cómo se llevaba la copa a la boca y por primera vez desde que había sido violada, Alice sonrió. Fragmentos de vidrios acompañaron al delicioso vino que salieron esparcidos por todo el comedor cuando Alice estrello la botella en la cien de su padrino. El hombre se levantó mareado y dolorido a medio entender de lo que había ocurrido. Alice aun sujetaba del cuello lo que había quedado de la botella y lo amenazaba.

El hombre corpulento pareció al final entender que fue lo que lo había golpeado, levanto una silla por encima de su cabeza y se la arrojo a la joven al cuerpo con la fuerza suficiente para quebrarle un par de huesos, que sin duda lo habría hecho si Alice no se hubiese hecho a un lado a último momento, pero al recuperarse ya tenía al hombre encima.

Demian la arrojó al suelo y le sujeto la muñeca de la mano que tenía la botella partida y con esa misma le golpeo en la cara. Alice sintió un fuerte dolor y al gritar dejo caer su única defensa. El hombre corpulento la tenía atrapada como la vez que había abusado de ella. Sentía sus dedos gordos apretando su garganta, apenas podía respirar un hilo de aire. El hombre acerco su rostro ensangrentado y le susurro con voz jadeante

– Esto te enseñara a obedecerme maldita puta –

Con la mano libre comenzó a arrancarle la ropa a tiras. Alice tiraba golpes a puños cerrados pero parecían no  hacerle daño, una nueva bofetada le dejo la cara rígida apuntando hacia uno de sus lados. La mirada se encontraba perdida hacia el vacío.

-Por fin lo has entendido cachorrita, ahora tu cuerpecito será mío- Cuando aparto sus manos para quitarse el cinturón Alice tomo una de las copas que se rompió al caerse y la enterró en el estómago de su atacante, oyó al hombre gritar y gemir de agonía pero aquello no le impidió repetir el movimiento asesino una y otra y otra vez hasta que los bramidos de dolor desaparecieron por completo y el cuerpo dejo de moverse.

 

Poco tiempo después la ropa ensangrentada de Alice se hallaba en el suelo al lado del cadáver del hombre que había asesinado, los muebles de madera estaban apilados bloqueando casi todas las entradas de la casa y las alfombras olían a combustible. Alice se encontraba en el jardín delantero aseada, vestida y con una mochila en sus hombros. Arrojo un trozo de papel en llamas por la ventana que había salido y la cerro.

Una tira adhesiva debajo de uno de sus ojos cubría una profunda herida, allí donde había recibido un golpe con la botella partida que ella misma sostenía. Sentía punzadas bajo el ojo con cada paso que hacia al alejarse de su casa en llamas.

 

Notas

 

Margoh se encontraba acariciando aquella herida bajo su ojo que hace tiempo había cicatrizado cuando un sonido de llaves tras la puerta hizo despertarla de sus pensamientos. – La tontita ha llegado- Dijo en un ronroneo y se colocó escondida tras una puerta.

Melissa abrió la puerta y entro sin la más mínima sospecha de que su seguridad había sido violada y paso por el lado del escondite de Margoh sin percatarse. Se quitó sus zapatos y su bolso y los arrojo al azar, paso seguido abrió su refrigerador y saco una botella de agua mineral que al momento bebió, pero se quedó un momento mirando el interior de la nevera. Guardo la botella, se dirigió a su bolso y hurgo en el interior hasta conseguir sus llaves. Con manos temblorosas busco en el manojo hasta hallar la correcta y se dirigió a la salida sin sus zapatos

<< La maldita vio la botella de vino y sabe que hay alguien aquí aparte de ella>> Obstruyendo el paso Margoh se paró en frente de la puerta de salida provocando que Melissa diera un respingo de susto.

–Tú no te vas a ninguna parte- Le dijo desafiándola, deseando que Melissa hiciere alguna estupidez, lo cual satisfizo cuando ella bien erguida hizo un giro y la derribo de una patada. Parecía más un paso de ballet que un golpe de artes marciales. Melissa buscaba nuevamente la llave correcta al lado de la puerta cuando Margoh desde el suelo saco su pistola y con buena precisión le disparo. Melissa se exalto nuevamente y lentamente busco con la vista el lugar de impacto, y en donde quizás esperaba encontrar sangre localizo una pluma roja, las llaves se le resbalaron de las manos y cayo de rodillas, tras una risa fuera de lugar se desplomo desmayada. Margoh camino rechinando sus botas y tras comprobar que el somnífero realmente había hecho efecto saco su teléfono celular y presiono una tecla.

-Ya la tengo amo, tenemos a las dos gatitas- Dijo con una voz demasiado sensual para la ocasión.

-Perfecto, es hora de negociar con Morghullis-

 

piano y vino

 

margojojs1

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