Sinfonías Paralelas Capítulo 6 «Sentimientos Paralelos»

Bueno perdon por la demora, no escribi antes por que he estado enfermo y demás excusas..

Gracias a la queja de mi extenso publico femenino (?) que criticaba que en el capitulo anterior casi no le había puesto sexo ni romantisismo… Ahora se las pongo chicas  Este capitulo tiene de todo …. Ninfomanas!

Si es la primera vez que entras, hace click aca asi no agarras la historia empezada

Sinfonias Paralelas Capitulo 1 «Decisiones»

 

Asi que ya saben, si les pinta denle play al video para que la musica les acompañe su imaginacion y disfruten

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Brandam rehacía el nudo de su corbata frente al espejo mientras ella ajustaba los cordones de su bota.

-Apurando- Ordenó ella – Que en menos de 10 minutos el gran violinista debe salir al escenario- Declaró burlona y arrogante mirando fijamente a los ojos de su amado a través del espejo. –No quisiera estropear tu gran debut mi querido-

-Con una mujer como tú apoyándome que podría salir mal?- Devolvió la mirada con la misma sensualidad. Ajustó su corbata contra su garganta y giró su cabeza para encontrarla a ella fuera de espejo. –An-dan-do- Vocalizó y se inclinó para tomar el falso violín blanco.

Llegaron detrás del telón tomados de la mano.

-Esta es la parte en donde nos separamos querida-

-Y cuál es la prisa?  Aún nos sobran 5 minutos-

-Pretendes que te haga el amor en 5 minutos mujer?-

Se hizo sonora en ella una risa cargada de picardía –Y que te hace pensar que vas a durar tanto tiempo?-

-Estar sobre un escenario es una tarea agotadora y…-

-Y tú temes no soportarlo- interrumpió ella colocando su índice sobre los labios de su hombre-

Él se soltó de su leve agarre y le mordió el dedo por encima de la uña, con fuerza pero sin hacerle daño, ella exhaló una queja y frunció los labios haciendo pucheros.

–No – Le dijo desafiándola – Temo que tu no lo soportes- Dejó caer el instrumento al suelo y la sujeto por su cintura acorralándola contra la pared de madera con la brusquedad justa para no lastimarla.

– 5 Minutos, solo tenemos 5 minutos-

Ella se estaba mordiendo el labio inconscientemente, él lo separo con sus dedos para encargarse él mismo de esta tarea.

Ella le desprendió su cinturón, y él, la imitó. Una vez que estuvieron protegidos ella lo tomó entre sus dedos y no tardó en guiarlo hacia su lugar feliz.

Ambos exhalaban y respiraban pasión.  Sus caderas zigzagueaban de atrás hacia adelante, de arriba hacia abajo, en círculos. Infiltrándose y alejándose de su interior. Una y otra vez. Lenta y suavemente, luego con mayor urgencia.

Él se movía con ritmo acelerado y ella se dejaba llevar por él.  Manifestando gemidos mudos en cada embestida. Ambos alcanzaron la liberación al mismo tiempo fundiéndose el uno en el otro en el calor ardiente de sus miradas.

–Sabes cuánto te amo Brand?-

-Y yo a ti?- La besó castamente en los labios sin apartarse de su cálido interior y la abrazó contra su pecho.

– No soportaría verte morir otra vez-

-No volverás a pasar por ello te lo prometo- Le respondió avergonzada – Ahora mi querido, es hora de actuar-

 

 

 

El telón se abrió revelando a la estrella del concierto en el medio del escenario, violín y arco en mano listos para tocar.

La pieza musical comenzaba, alegre y melódica como si alentara a un ejército de guerreros a marchar hacia la batalla, tambores de fondo acompañaban la acústica, y la estrella acompañaba todo con pasos de soldado, alzando las rodillas lo más alto posible. Las notas del violín aceleraban de a ratos, como si fuese a estallar en cualquier momento a un ritmo más enérgico y poderoso.

Las esculturas de ángel y demonio habían sido cambiadas de posición. Ya no se enfrentan entre sí, sino que estaban apuntando hacia el público. La hoja de la espada del ángel no tenía el mismo brillo que al inicio, ni el mismo filo, y la piel también se notaba distinta. El rostro del demonio estaba oculto bajo el yelmo, eso suponía una ventaja con la que el pobre ángel no contaba. Sería la estatua perfecta si no fuese porque el hacha estaba sujeta por la mano incorrecta. La atención del público no pesaba en ellos, aun así Brandam amaba la perfección y en su debut no debía fallar nada. Brand noto que nacía una gota de sudor y corría por el maquillaje blanco del ángel. Las notas aceleraron a más no poder y al llegar a su límite la melodía estalló junto con unos artificios en el fondo del escenario y las estatuas se miraron, cobraron vida y sed de batalla. A pesar de ser de utilería el acero de las armas era real, y un poco de pólvora untada hacía que soltaran chispazos con cada choque. Ambos actores eran robustos así que no se les dificultaba blandir las armas y cargar con fuerza contra su adversario. La canción del acero se fusionaba con la del violín. Brand recordó otra batalla, en la que dos mujeres sin conocerse peleaban por obtener su corazón, y el solo pudo dejar ganar a una de ellas y dejar a la otra con la triste derrota. y sus recuerdos comenzaban a fundirse con la realidad.

 

 


 

 

 

Brand manejada por las calles mojadas y desoladas por la lluvia en dirección a casa de Melissa. Los efectos del alcohol pesaban en sus reflejos y las imágenes del horroroso espectáculo que había dado en su departamento atormentaban su mente. El público susurrando a sus espaldas, sus sirvientes huyendo tras sus gritos, el Hueso Dragón ardiendo sin arder en la chimenea. Su tío estaría totalmente decepcionado de él. Jamás llegaría a ser un Maestro en Cuerdas.

Brand no acostumbraba a frecuentar a sus mujeres en otro lugar que no fuese su departamento. Esta vez no pudo evitar hacer una excepción. Era muy de madrugada, la lluvia era de un frio cortante, para nada amistosa, pero se había encargado de ocultar el rastro de sus lágrimas. Brand no se apartó de la puerta hasta que Melissa, confundida, la abrió para él. Cuando lo hizo lo encontró empapado y ahogado en desesperación. Brand no dio muchas explicaciones, solo la tomo entre sus manos y le dio un beso de esos que cortan la respiración sin decir ni siquiera “Hola”. Por un momento Brand pensó que ese beso duraría más que la lluvia y la noche juntas. La calma lo abrazo íntegramente,  sintió como el peso de la ira, la vergüenza y la impotencia le corría cosquillando en su espalda, y se desvanecía bajo sus pies. Ese peso que había estado presionando sobre sus hombros un par de horas atrás. Se sintió incluso sin el peso de su ropa mojada, se sintió desnudo, pero no expuesto ni desprotegido. Melissa aparto su rostro del suyo solo para observarlo, sus ojos terriblemente azules eran la paz absoluta, se veía tan hermosa y pura. Se unieron nuevamente en un beso y solo recién allí la puerta se cerró tras ellos.

 

 

La mañana llegó demasiado pronto y los sorprendió jugando bajo las sábanas, todo era risas, besos y cosquillas, y más besos. Una ranura de luz se coló por la ventana entre dos cortinas e hizo que los ojos de la dama brillarán en un celeste encantador. Brand, acostado sobre ella, pero sin descargar todo su peso, disfrutaba su pequeño espectáculo privado.

-Mira- Apunto Brand a la ventana y luego con el mismo dedo le toco el entrecejo -El sol te está buscando, debe haber confundido tus ojos con el cielo- Ella soltó una carcajada y él la aprovechó para besarle la sonrisa una y otra vez mientras ella jugaba a no dejarse besar. Al final ella perdió. Y un juego distinto, con menos risas y más caricias dio comienzo.

 

La ropa de Brand ya se había secado, al menos lo suficiente para volver a ponérsela. Ella desde la cama, exhausta, le suplicaba que se quedase un poco más, él, podría haberle cumplido su antojo, pero no quería, no debía. Brand siempre había tenido relaciones libres, nunca duraderas. Jamás había conocido una mujer como Melissa, tan buena, tan frágil, no quería lastimarla. Sentía miedo de amar y de que lo amen. Pero su melodía era demasiado hermosa, él adoraba sentir su piel fresca y sus suaves latidos cantando sobre su pecho luego de hacer el amor, no podía apartarse de ella.

-Lo siento pero debo irme, tú también deberías levantarte, ya es media mañana-

-Y hacer que?-

-No lo sé, no trabajas, o estudias, o algo?-

-Ni la una, ni la otra, ni la tercera- Sus ojos azules se oscurecieron, entristecidos.

-No te ibas ya?-

Brand dudo en darle un beso de despedida, pero al final se decidió en hacerlo.

-No te levantes, sé dónde está la llave, nos veremos pronto- Le dijo, y se alejó.

 

 

 


 

 

Una nueva semana había comenzado, la misma que estaba a punto de terminar. Brandam estaba acabando su sándwich de atún en la esquina del bar cuando un mensaje de texto llegó a su casilla.

De: Roxanne

A dónde vas a llevarme esta noche guapo? En el caso de que ya tengas planes cancélalos. Ya has quedado conmigo 😉

La insolencia de esa mujer y la forma en la que tomaba todo lo que quería no dejaba de sorprenderlo, y de fascinarlo.

De: Brandam

Que te hace pensar que cancelaria mis planes solo para estar contigo?

De: Roxanne

Apuesto a que te estas comiendo un sándwich de atún en ese bar aburrido y que esos son todos tus planes para esta noche.

De: Brandam

Pues no, da la casualidad de que si tengo otros planes y no son para nada aburridos.

Mintió, aunque poco esperaba que Roxanne se lo creyera.

De: Roxanne

Pues cancélalos. Ya no deseo salir, tengo algo más divertido en mente, estaré en tu departamento antes de las 12, espérame con algo de comida decente yo llevaré el vino :*

Brand no paraba de sonreírle como idiota a la pantalla del celular. << Esta mujer es tan impredecible, tan indomable. No puede hacerme perder la cabeza de esa forma con unas simples palabras por SMS. Me encanta >>

-Desea algo de postre Sr Morgullis?- Le dijo una voz simpaticona.

Brand estaba agradecido de que no fuese la moza acosadora de siempre. La música de esa mujer era alegre y divertida pero no demasiado tentadora, además esa noche lo esperaba una sinfonía ardiente como acero de fragua.

-Tráeme la cuenta junto con dos helados de agua en palito, solo eso-

 

 


 

 

Ella mantenía una mano contra sus pectorales, presionandolo contra la cama, sentada a horcajadas sobre él como si fuese un semental a domar. Sus piernas, tan largas como peligrosas se enroscaban en torno a él como una trampa. Grilletes de lujuria que sentenciaban placer sin escapatoria La música de esa mujer sonaba como mil violines tocando a la vez. Quizás si estuviese más borracho lograría comprenderla mejor. Estiro la mano para alcanzar la botella de vino desde la mesa de luz pero ella más rápida la tomo antes y se la negó. Sin dejar de contonearse sobre él como una llama que danza agitada por el viento. Bebió un sorbo besando y chupando el pico de la botella sin importarle que buena parte del líquido se derramara por sus pechos y empapara su vientre.Dejó la botella en donde la había tomado, sujetó a Brand por el cabello, duro y firme, y lo beso como si no hubiese probado una boca en siglos. Los labios de ella sabían a delicioso tinto, el lápiz labial de fresa no estaba mal pero el sabor del Borgoña en su boca era un paraíso en el infierno. Ella arqueo su espalda hacia atrás ofreciendo sus pechos, brillaban en un bordo perlado como uva madura y Brand no pudo evitar perderse en su sabor, era aún mejor que beberlo de sus labios y parecía embriagarlo más y más, Podría quedarse allí besando y chupando sus pezones endurecidos hasta olvidarse de la existencia del mundo. No estaba seguro de si era el vino, o el movimiento ondulante que hacia ella al follarselo, o la melodía inteligible de su cuerpo en llamas pero Brand se sentía cada vez más excitado y despojado de raciocinio. Esa mujer lo estaba torturando y asesinando a puro placer. La mujer dejó de abalanzarse sobre él, apuntó su rostro hacia el techo estirando su largo cuello, y gritó un interminable gemido. Ella lo sujetó fuertemente de sus brazos fornidos y en el instante de su liberación el violinista pudo oírla con muchísima claridad, la melodía de su orgasmo. << Le daría miles de orgasmos solo por oír su cuerpo cantar asi >>.

Se apartó de él, bebió un sorbo de vino y le hizo señas de que no se levantase.

-No he terminado contigo Morgullis- Dio otro sorbo – Tu ya me has bebido demasiado, es mi turno de beberte yo a ti- dejó caer la botella vacía y se deslizó como una gata hacia él, una cazadora trepando por sus piernas. Lo tomo entre sus manos, lo apoyó en sus labios y luego lo froto suave como si fuera a pintarlos con Rush, luego lo rodeó con su boca. Brand dejó escapar un gemido, mitad dicha, mitad agonía cuando ella lo chupó con fuerza. Brand sabía que no tardaría demasiado en alcanzar la liberación él también, pero a la vez no lo quería. Sabía que después de terminar llegaría el momento de paz, y de esa mujer quería todo menos la paz. La paz ya la conocía en otra mujer.

 

 


 

 

El sonido del hierro al chocar trajo a Brandam a la realidad, ese sonido era más estrepitoso que el del violín, incluso se podía oír las armas cuando se blandían en el aire. El demonio lanzo un ataque hacia el pecho del ángel, este se agacho a tiempo para esquivarlo y le devolvió un revés con el espadón al tiempo que su adversario se reincorporaba para frenar el impacto con su hacha. El ángel, mucho más alto, aprovecho esta ventaja y lo embistió dando golpes consecutivos por encima de los hombros de su oponente, quien no podía hacer más que frenar los ataques y soportar. Sonidos metálicos y chispas colmaban todo el escenario, El público estaba petrificado de tanta sorpresa y admiración. La melodía tras apaciguarse estaba volviendo a subir el ritmo. Un choque de aceros hizo que las armas quedasen trabadas a la altura de sus estómagos, y los guerreros fingían no poder desprenderlas. La estrella corrió en su dirección y salto haciendo una pirueta sobre el puente que habían formado las armas entre ambos luchadores, haciéndolos caer como si les hubiese dado golpe divino y la pieza musical estalló otra vez.

Un tajo hacia sus pies, un salto, una estocada, un giro y la estrella esquivaba otra amenaza de sus agresores. Los actores sabían que no debían atacar por encima de sus rodillas, ese era el límite y parecieron entenderlo bien << A estos muchachos tendré darles una paga extra >> Pensó Brand. Y el espectáculo continúo.

Ambos guerreros atacaron al mismo tiempo al anfitrión fallando nuevamente y sus armas quedaron apoyadas una sobre la otra. La estrella se paró sobre las hojas de hierro, un pie en cada una. Sin parar de tocar y tras una leve señal hacia ellos levantaron sus armas con fuerza y el artista voló alto por sobre sus cabezas y giro boca abajo unos segundo, alarmando al público hasta caer de pie y continuar sin irrumpir la pieza musical.

El demonio acometió dando zarpazos contra el ángel que en cuanto detenía un golpe ya tenía encima el siguiente. La espada parecía gritar con cada golpe, tan feroz era la batalla que a Brandam se le olvidaba por momentos que no era en serio. Las armas sonaban cada vez que se encontraban. El demonio logro colocar al ángel de espaldas y dejo escapar un grito bien actuado cuando una de sus alas fue desprendida de un tajo. La estrella ya no tenía más trucos, era demasiado peligroso intervenir en aquella batalla tan acalorada. La victoria parecía ser del demonio pero el ángel se incorporó lanzando un revés, giro y lanzo otro más y la espada bailaba en sus dos manos formando arcos, ahora era el demonio el que debía impedir que el acero lo acariciara. Logro frenar el primero, el segundo pero no tuvo fuerzas para impedir el resto, y cayo de rodillas derrotado. << El bien siempre triunfa >> pensó Brand en silencio << Al menos en la fantasía>>. El ángel se colocó tras su enemigo y cuando este estuvo listo, de un golpe seco le separo el cuello de la cabeza y un yelmo vacío rodó sobre la pista. El público se alzó en aplausos y la estrella no pudo evitar unirse a la ovación.

 

 


 

 

Hacía ya bastante tiempo que Brand frecuentaba a sus dos mujeres, tan distintas una de la otra. Una de ellas una rosa de cristal, hermosa y frágil, la otra una gata en celos envuelta en llamas. Demasiado distintas, dos sinfonías que no podían mezclarse y Brand no quería liar más su vida de lo que ya estaba.

Ambas lo hacían sentir un hombre, mucho más que ninguna otra mujer que se haya cruzado en su cama, ellas se habían cruzado en su corazón. Pero si su corazón decidía no podría dejar marchar a ninguna. Decidió ser objetivo, si fracasaba sufriría solo, no deseaba hacerle daño a ninguna, aun no se sentía listo para amar y para ser amado, y no podía arriesgarse a amar un corazón tan frágil y quebrar el brillo de aquellos alegres ojos azules. Debía encontrar la manera menos dolorosa de cortar con Melissa.

angeldemon azul1 en llamas