Sinfonías Paralelas Capítulo 5 «El Fantasma»


Bueno gente aquí de nuevo, esta vez les traigo un par de personajes nuevos y una que ya conocían. Para que se ubiquen cronológicamente este capitulo  transcurre  mucho tiempo después de que a nuestro violinista se le desata la cadena y quiere hacer mierda el violín contra toda superficie que se le cruza… Denle play al vídeo, lean y disfruten.. Si votan no me enojo, en serio.

————————————————————————–

La luna brillaba Hermosa en el cielo, eso fue lo que oyó decir, para él la noche era tan oscura como sus entrañas. << Ese violinista me robo todo, y lo que no me pudo robar lo destruyó >> Pensaba el hombre que se hacia llamar «El Fantasma» mientras le daba un sorbo a su café, largo y amargo como la espera. Su contacto debió de llegar hace más de una hora, no era normal su retraso y temía que sus planes de venganza se hubiesen arruinado <<Esa puta pagará caro  cualquier error que haya cometido>>  Cerró su puño y lo hizo estallar con fuerza contra la mesa. El bar no estaba demasiado poblado, una pareja de jóvenes se susurraban promesas estúpidas de amor e intercambiaban besos indecentes cuando pensaban que nadie los observaba. En la otra esquina del bar un fumador con la voz destrozada alardeaba sobre ideas de grandes proyectos con los que probablemente fuesen sus socios. La charla era mínima aun así nadie pareció haberse percatado de su enojo. Sintió la tibieza y la humedad del café correrle por su manga. -Maldita sea, el traje es blanco- Se oyó mascullar. -Ja- bufo para sí mismo con una sonrisa apática -Debería descontarle la tintorería de su paga, es su culpa por haberme hecho enojar- Estiro su mano para asegurarse de que su maletín siguiera allí a su lado. Su moza cruzó detrás de él con una bandeja cargada de vasos vacíos que se entrechocaban contra una botella. Levantó una de sus manos y  chasqueo los dedos tres veces sin mirar hacia atrás. La moza se apresuró a depositar la bandeja en la barra, dio media vuelta rechinando el cuero de sus botas y se acercó al instante. La muchacha no tardó en notar el líquido derramado en su manga y se ofreció a limpiarlo enseguida. -Lo siento señor- La muchacha le secaba la manga con delicadeza como si se tratara de una herida sensible -Olvídalo, no ha sido tu culpa- Ella continúo acariciando la manga por encima de la servilleta de tela dando pequeños toques en la superficie y desplazándose a su mano. Siguió limpiando hasta sus dedos Luego esa amabilidad le pareció irse tornando en manoseo libidinoso y él apartó su mano de la de la moza con notable fastidio. -Lo siento mucho, disculpe- -No, no lo siente, no ha sido su culpa- -Lo sé, pero, lo lamento… Yo- -Lo que lamentara será lamentarlo de nuevo- Interrumpió, su voz era áspera y dura. La muchacha solo respondió con silencio y temor. -Tráeme dos medidas de whisky escocés, en las rocas- -Enseguida señor- La muchacha se retiró rechinando las botas y él, volvió a centrarse en su odio. <<Fiama, mi dulce Fiama, aún veo tu rostro en la oscuridad, ella era lo que más amaba en el mundo, no te importo enamorarla a ella también, si ella no se hubiese ido contigo aún viviría. Lo pagaras muy caro violinista, juro que me vengare de ti Johan Strasorrier aunque hayas muerto, me encargare de que tu sobrino sea quien lo pague>> El sonido de las campanillas al abrirse la puerta llegó hasta sus oídos, seguido de un perfume de mujer muy familiar que lo obligó a inhalar profundo y sostener el aliento medio segundo. Presto mucha atención a su forma de caminar. Tacos altos sin punta, aros tintineantes, probablemente de argolla, dobles en cada oreja, un juego de 2, no, 3 pulseras en cada muñeca <<Viste plata, por lo visto no pierde el estilo pero se le olvido disfrazar su perfume, y la canción que canta su cuerpo al moverse es inconfundible>> La mujer se detuvo frente a él -Bonito disfraz, se lo robaste a una mujer honesta?- Sus pupilas se movieron en dirección a ella sin el menor rastro de humor en su cara. -Bonito traje, la decoración de café es artesanal?- Fue su respuesta irónica. -Te estaba esperando hace más de una hora mujer, temía que hubieses metido la pata a lo grande- -He tenido unos contratiempos- Colocó su bolso en el respaldo de la silla y se sentó frente a él. -Más te vale por tu salud y tu bolsillo que esos contratiempos no interfieran en nuestro asunto- Sus labios articulaban las palabras pero sus dientes permanecían apretados. -Ya tengo todo bajo control, no necesitas decirme cómo trabajar- El aroma a fuerte tabaco delataba su mal hábito constante, aun así el aroma de su lápiz labial era notorio. << Los labios de Fiama también sabían a fresas, aun lo recuerdo>> -Al parecer me veo involucrado en la necesidad, ya que ahora trabajas para mí- -No lo hago- Espetó con enfado- Trabajo sola, tu eres simplemente un comprador, tu solo negocias conmigo- -Para ti soy el único comprador, ya me he encargado de que no intentes engañarme y vender el violín a alguien más, así que desde ahora solo puedes trabajar para mi causa. Eres una vulgar…- Se auto silenció al oír pasos detrás de él. -Su whisky señor- Dijo la moza al tiempo que lo posaba delante de él. -Lo dejo en..- -Solo déjalo de una vez – Amonestó a la moza sin desviar su mirada perdida una vez más en el vacío. -Lo siento señor.. Dis.. Disculpe.. La dama tomara algo?- Olfateo su whisky antes de acercar el vaso a la boca, la cosecha era buena. -No tomaré nada, gracias- Fue la respuesta de la mujer, tras esto la moza se retiró amagando con disculparse una vez más pero desistió. -Oíste? Te confundió con una dama, no sabe la clase de mujer que eres, yo si lo sé- Sus labios se torcieron en una sonrisa siniestra, sus ojos sombríos cambiaron lentamente de dirección hacia ella. -No me conoces- -Oh, sí que lo hago, te he estado vigilando- -Lo dudo mucho, además ya te habría visto yo antes, soy muy astuta y precavida- -Claro que no me has visto, por algo me llaman “El Fantasma”- -Un fantasma pianista que ahora se le ha dado por tocar violín- Cruzó sus manos y sus pulseras tintinearon. -Un maestro en cuerdas es mucho más que un pianista, no vine aquí para discutir de talento contigo, y lo que yo toque no es tu asunto- Volvió a dirigir sus pupilas hacia su vaso y las mantuvo firmes en él, un breve pero eterno momento de silencio, como si en su whisky fuese a encontrar inspiración. Afirmó el vaso sobre su palma y lo hizo oscilar en círculos, para oír tintinear el hielo. Amaba ese sonido. -Sé que te estas acostando con él- -Acaso el Fantasma se ha puesto celoso?- Ridiculizó el tono de voz y esto no agradó en absoluto al Fantasma. -No me interesan lo más mínimo tus métodos mientras no la cagues, si te atrapan estarás muerta, también me he encargado de ello, soy claro?- -No es necesario, no voy a cagarla- La seguridad y frialdad de sus palabras debieron incomodar a la mujer ya que su voz se agudizó dos notas. -Hay otra mujer más que se acuesta con él, seguro lo ignoras, asegúrate que no interfiera- -No lo ignoro, me asegurare- Sus ánimos de desafiante se habían extinguido. -Eres una vulgar ladrona- Su voz se oía escupir desprecio. -Así que harás un vulgar robo, sin llamar la atención, sin escándalos, Ya has visto donde guarda su preciado violín?- -Sí, lo he visto, ya he planeado como robarlo- -Eso espero, y recuerda que te vigilo todo el tiempo- Agotó su whisky de un rápido sorbo, estiro su larga y babosa lengua hasta que atrapó uno de los cubos de hielo, lo mastico de su lado derecho y luego lo pasó al izquierdo, lo trituro con fuerza como si fuese un caramelo de menta. Al engullirlo el frío le corrió por su garganta y dejó escapar el aire helado por sus fosas nasales. Sin evitar ser repugnante se lamió todo el contorno de sus labios de una sola pasada, por si quedaban restos de whisky.  Apartó el vaso vacío y estiro su mano para encontrar su maletín, lo colocó sobre la mesa con la misma suavidad con la que se trata de derribar una puerta y lo empujó en dirección a su cómplice. -1Millon de euros por adelantado, recibirás tus 4 Millones   restantes cuando tenga el Hueso Dragón en mis manos- Sacó su billetera, palpo un puñado de billetes uno por uno y los dejó sobre la mesa sin molestarse en llamar a la moza. Se colocó su sombrero, tanteo su bastón blanco y se dirigió en dirección a la que recordaba ser la salida. Al llegar a la puerta se detuvo, volvió su cabeza hacia la ladrona y la apuntó con sus ojos muertos como si de verdad pudiese ver, y percibir el miedo ajeno en lo más profundo de las entrañas. -Para qué eres buena, ladrona?- -Soy la mejor estafando- La oyó decir en voz baja, acobardada. -Pues yo soy bueno desafiando y superando, así que ahora soy mejor estafador que tú. Recuerda bien que si te atrapan te mataré, si intentas huir te mataré y si por un segundo tratas de engañarme suplicaras que te mate- Una vez más repitió la asquerosa, obscena y ruidosa manera de lamerse los labios –Me gusta mucho el sabor de las fresas, sobre todo cuando el sabor proviene de labios suplicantes- Dio media vuelta y salió hacia afuera del bar con su bastón blanco zigzagueando golpecitos en el suelo de derecha a izquierda, y de izquierda a derecha. Cuando el Fantasma se encontró a unas cuadras alejado del bar se detuvo y colocó un cigarro en su boca, palpó su cuerpo en busca de su encendedor y maldijo en voz alta al no encontrarlo. De repente un sonido metálico, un olor a resina y un leve calor surgieron frente a su rostro. Dio un par de pitadas para encender el cigarro y exhaló el humo sin apartarlo de su boca. -A que soy buena en esto, no lo crees?- Rió una sensual voz femenina muy conocida. -Vaya que lo eres, no dejas de sorprenderme, en qué momento  tomaste mi encendedor?- Los pies de la joven se refregaban entre sí haciendo rechinar el cuero de las botas. -Justo después de servirle el whisky y fingir sumisión- Su voz rebosaba picardía –Descuide maestro, la mujerzuela no noto el hurto, ni la actuación, lo cual me hace más audaz- Termino la oración con un ronroneo. -Tú eres buena Marghor, no eres vulgar como ella- -Y una vez que tengamos el violín me enseñara a tocarlo? Como en los viejos tiempos? Prometo ser una obediente y leal alumna- La última frase la pronunció con un dedo entre los dientes. -Siempre has sido una buena alumna y siempre me has sido leal desde el día en que te encontré << Hambrienta, andrajosa y herida>> Pero para ese violín tengo mejores planes- Quito el cigarro de los labios de su maestro, le dio una pitada y sostuvo el humo. -Ese cigarro es mío y lo quiero de vuelta ahora- Reprendió él. Ella utilizó su mano libre para acariciar su mejilla, luego hizo círculos en su oreja entre su pulgar y su índice. Cuando el Fantasma separó sus labios para exhalar un gemido ella uso su pulgar para separarlos un poco más. Soltó una parte del humo en un lento soplido hacia el interior de la boca de su hombre. Y el resto se lo devolvió directo desde su boca con un beso posesivo. Los dedos largos de pianista se aferraron a las curvas de la sensual mujer apretando su cintura contra él. Ella lo sentía crecer bajo la tela de su pantalón, duro contra su sexo. En respuesta levantó una pierna y le clavó su bota de cuero en la nalga, como si no estuvieran ya lo suficientemente apretados. Una tormenta de besos y profundas caricias bajo la ropa se estaba desparramando por toda la esquina, él oía autos y barullos a lo lejos, o de cerca, no importaba. El cerraba sus ojos como si hiciese alguna diferencia, pero el sentía que con los ojos cerrados escuchaba mejor la melodía de Marghor. Era una melodía rápida, distorsionada e incoherente, muy distinta a la de su amada y difunta Fiama pero aun así le gustaba. El hombre agónico de deseo le acarició con suavidad la cicatriz bajo el ojo, allí donde él sabía que ella abusaba de delineador oscuro para ocultarlo. Cuando ella le sujetó la barbilla noto el frío de un anillo y de un movimiento brusco le tomó fuerte la mano y se la apartó del rostro. -Sabes muy bien que no debes jugar con este anillo, en que momento me lo quitaste?- -Auuuh- Se quejó en lo que pareció ser un maullido, luego se rió ante la escena –Te lo quite mientras limpiaba tu mancha de café- Se encogió de hombros y rió una vez más pero el Fantasma no le vio la menor gracia. -Debería olvidarse de ella, me tiene a mí maestro, yo si lo deseo y además aún sigo viva- -Y dejaras de estarlo si sigues diciendo ese tipo de estupideces- Ella se colocó nuevamente el cigarro en la boca para liberar sus manos y depositar el anillo nuevamente en el dedo de donde lo había robado. Encendió el cigarro y deslizó el encendedor entre sus senos apretados bajo el escote. -Eres una mujer muy mala, muy mala- -Soy la mejor siéndolo- Agudizó el tono de voz en extrema arrogancia. Ya sabes lo que tienes que hacer, has visto bien a la chica? La reconocerás cuando la veas?- Dio otra profunda pitada al cigarro y lo arrojó sin más. Amago en darle un beso directo en los labios que terminó apenas tocando una de sus comisuras. Soltó una risotada junto con el humo al lado de su oído, lo chupo, lo mordió, tiró de él y luego le susurro. -Claro que si la reconoceré, es la tontita de ojitos claros- rosa marchita labios-fumandose-un-cigarro

Si te Gusto o No Podes Comentar