__________Sinfonías Paralelas__________ Capítulo 2 “Besados por el Fuego”

Bueno antes que nada perdon por la demora y gracias por seguir la lectura. Hoy les traigo la 2da parte de esta historia un poco mas caliente que la 1ra. Si es la primera vez que entran vayan al capitulo anterior

Sinfonías Paralelas Capítulo 1 “Decisiones”

 Espero que disfruten leyendo tanto como yo escribiendo, no se olviden de votar, si les pinta comenten y ya saben denle play al video para que los acompañe la musica  😉

La melodía del HuesoDragon continuaba sonando, marcando el compás de los movimientos del violinista, y de las innumerables cabezas del público que prestaban tanta atención con sus ojos como con sus oídos. El teatro estaba repleto y su público siempre había sido exigente, mal acostumbrados a la excelencia de los conciertos que Brand ofrecía, él jamás se permitía el más mínimo error.

La pieza musical llega a su fin, el público se alza para ovacionar a su artista el cual contesta con una sutil reverencia, espera a que termine el estrepito y apoya nuevamente el violín entre su garganta y su hombro. Comienza a sonar una suave melodía relajante acompañada apenas por leves movimientos como si arropara a un bebe en su pecho, provocando que sus espectadores se acompasen.

Espontáneamente una, no, dos, tres columnas de fuego se alzan tras la estrella al tiempo que este acelera las notas y la melodía se torna más fervorosa. La música evoca recuerdos en la mente de Brand y no puede evitar perderse en ellos.

La noche era joven y  la lluvia era calma a pesar de que se habían pronosticado fuertes tormentas, sin embargo el calor llegaba a ser incómodo. Era la primera convención de músicos a la cual su tío, el gran maestro en cuerdas Johan Strasorier, no asistía

<<Cuanta falta me haces viejo testarudo>> Pensó Brand para sus adentros <<Primero falleces y luego me dejas  solo soportando a todos estos músicos mediocres sin talento>>

-Más vino señor Morghulis?- Le pregunto una moza con tono sumiso sosteniendo una bandeja repleta de copas

-Si – La mirada examinadora de Brand percato que la moza no era fea –Por favor-

-¿Blanco o tinto Señor?- dijo al tiempo que extendía su mano libre para recibir la copa vacía de la mano de él

-Blanco como su hermosa piel mi Lady- La moza se sonrojo y escondió su mirada hacia el suelo pero no tardo en subirla cuando Brand la tomo de la muñeca y le beso los nudillos, se estremeció.

-Pero solo permitiré que me sirvas si aceptas que yo te sirva a ti- Brand le sonrió acaloradamente al momento de mirar su rostro, a tal punto que dejo escapar una risa, pero por la forma en la que le sujetaba su muñeca era seguro de que le gustaba mucho más lo que oía, sus latidos eran aún más bellos.

Brand tenía una sonrisa hermosa y una risa cantarina, ninguna mujer podía resistirse a su sonrisa, y de hecho, ninguna lo hacía. Lo que lo hacía aún más irresistible era su casi metro ochenta de estatura, cuerpo delgado pero trabajado, y los brazos largos le permitían tocar el violín y bailar en ese estilo movedizo particular mientras tocaba. Una mandíbula ancha y firme bastante masculina, normalmente se dejaba crecer una barba estilo candado que terminaba en punta, pero cualquier estilo le quedaba bien. Unos ojos claros color miel que sabían muy bien como mirar le hacían juego con el castaño avellana de su cabello que casi le llegaba a los hombros. Brandam tenía demasiadas herramientas de seducción y las usaba muy bien a todas.

-No se me permite beber en servicio señor Morghulis- Le respondió su voz un tanto nerviosa

– Nada de señor, llámame Brand- Corrigió con tono serio exagerado y ceños fruncidos en forma juguetona – Si no puedes beber en servicio, entonces compartiremos unas copas en mi departamento, una vez que esta aburrida ceremonia termine nos alejaremos de esta gente y de este calor insoportable- Decidió sin titubeos- Vendrás con migo-

-De acuerdo Señ.. Brand- Inhalo las palabras cuando el galán le sujeto la barbilla entre el pulgar e índice. Brand, tomo la copa y se alejó.

Una explosión trajo a Brand de nuevo al tiempo presente, mas columnas de fuego, una en una se alzaban rodeando el escenario al ritmo que la conmovedora melodía iba in crescendo. El fuego aumentaba y disminuía al unísono, Brand diviso en primera fila una silueta curva bien alineada bajo un vestido rojo que reflectaban las llamas y la estadía en el mundo real volvía a mudarse hacia  los recuerdos remotos.

Era la quinta copa consecutiva de Merlot que Brandam tomaba, o la cuarta había sido de Sauvignon, ya era turno de Brand de subir al pequeño y modesto escenario, entregar un par de absurdos premios y cerrar la fiesta con una breve pieza musical, tarea que había correspondido en vida a su amado tío.

<<Tío, a ti se te daba mucho mejor hacer amistades, o fingir que te caía bien la gente>> Pensó mientras le sonreía a los invitados al subir las escaleras << Eras mejor que yo en todo incluso tocando ese endemoniado violín blanco, hace poco que te has ido pero por más que me pese, te extraño tío>>

Él no tenía la menor intención de generar un gran espectáculo, agoto el último trago que le quedaba en la copa de un enorme sorbo y subió al escenario. Seria simple y conciso y se llevaría a la moza a beber algo a su departamento y más tarde a su dormitorio, o eso pensó hasta que apareció ella.

Iba vestida de rojo de los pies a la cabeza, con un vestido largo de seda brillante como el fuego, apretado en la cintura y suelto por debajo de las caderas con un tajo del lado derecho que nacía en el tobillo y llegaba un poco más abajo de la entrepierna. Mangas acampanadas y un escote pronunciado pero no escandaloso, a pesar de que se trasparentaba el corpiño bajo los que se veía tejido de un color rojo más oscuro. Llevaba en torno al cuello un collar de oro rojo, adornado con un rubí de buen tamaño apenas un poco menos sutil que sus aros gigantes de argolla. Su cabello no era anaranjado, ni color rojizo, como suele ser en el caso de las pelirrojas, sino de un tono de cobre pulido que brillaba contra la luz. Hasta tenía los ojos de un rojo amarronado. Y su piel tenía un bronceado perfecto que hacia juego con todo. Era una mujer esbelta, llamativa, más alta que la mayoría de los caballeros presente y casi tan alta como Brand, con pechos llenos, cintura fina y rostro en forma de corazón. Los hombres que la veían no apartaban la vista con rapidez, ni siquiera los que iban acompañados por sus parejas. Muchos consideraban que era hermosa. Brand la consideraba terriblemente roja.

El espectáculo fue un poco más que simple, los ojos rojos escudriñaron fijos a los de miel mientras los de miel, el resto del cuerpo de la mujer. Mientras Brand tocaba una pieza clásica a la perfección descifraba las notas del cuerpo de la dama, pero los efectos del Merlot, o habían sido del Sauvignon hacían desaparecer una que otra nota. << Es la primera vez que el alcohol afecta mi talento de esta manera>> Al menos eso fue lo que pensó el artista.

Una vez terminada la demostración Band recibió uno en uno apretones de manos acompañados de baratas adulaciones y sentidos pésame.

Hermoso espectáculo, ¿eh? —dijo una voz femenina detrás de él

-Sí, es una belleza –dijo- Pero no tanto como tú

-Vaya, vaya -La joven de rojo sonrió- Más me vale tener cuidado, el joven señor además de los ojos tiene la lengua de miel

-Pruébala y lo sabrás –

– Veo que el vino te ha puesto de ganas ¿eh?-

Brand le dedico una sonrisa picaresca –No le eches la culpa al vino de lo que tú has generado- Al tomarla por la muñeca confirmo que el vino era aún más inocente de lo que se lo acusaba, sus latidos, su respiración y sus gestos no coincidían con la mujer que había estado observando << Esto es imposible, será que tiene una gemela y está aquí presente vestida igual?>> Dudo pensativo, pero descarto la estúpida idea al recordar que al componer la pieza sonora “Alma Mía” las gemelas Alma y Mía tenían casi la misma canción en la cama. Si era efecto del alcohol o no Brandam sostuvo en averiguarlo.

-Tanto hablar de vino y miel y de ganas…-

-Basta ya!- Interrumpió la joven roja – ¿Para que tanto coqueteo barato si de todas formas terminare en tu cama? Sé que me deseas-

-Me voy al toilette- Decidió la dama – En 10 minutos te espero en la salida trasera, no te demores o me iré sin ti- Finalizo la frase y se retiro

Brand se quedó atónito siguiéndola con la vista mientras ella se alejaba. No daba crédito a tanta insolencia y mucho menos a que le gustara tanto que así fuese.

-¿Blanco o tinto Señor Brand?- Se había olvidado por completo de aquella moza.

-Lo siento mi bella, pero esta noche beberé rojo- Le sujeto una vez más la barbilla entre el pulgar e índice y se escabullo del lugar así sin más.

Las columnas de fuego formaban un circulo completo alrededor del violinista << Cuanto calor>> suspiro Brand, mientras la melodía sonaba con más ferocidad. Las columnas crecían y decrecían en una exagerada danza, siguiendo la música del violín como si estas fueran un ecualizador del sonido. El artista estira su brazo en una voltereta y corta el fuego con su arco como si este fuese una espada. Rápidamente el arco se enciende en llamas, pero parece no incomodar al artista que sigue tocando y bailando a su propio ritmo a pesar de tener el fuego tan cerca del rostro. El fuego parece no sofocar al violinista que se mueve con compas agresivo demasiado cerca de las columnas danzantes. Se mueve de lado a lado y va golpeando el suelo dos veces con un pie antes de hacer el siguiente paso. Una aproximación en demasía provoca que una flama se cuele en su frac y se extienda por su espalda muy de prisa, cuando el violinista se percata del fuego en su traje este ya se había extendido por sus mangas y el frente. La muchacha de la primera fila deja escapar un grito de auxilio al ver a su artista en el suelo del escenario pelearse contra las llamas. Las columnas se apagan totalmente y el público se levanta horrorizado, hasta que el artista deja de luchar, se incorpora con el violín ya en su hombro y sigue tocando mientras se ríe de la broma colectiva. La vestimenta antincendios y el frac en llamas fue idea exclusiva de Brand. El violinista se agita de lado a lado y da giros en la pista lanzando destellos de su saco y su arco, y una vez más las columnas explotan en sincronía.

La lluvia golpeteaba levemente en la ventana. Brand yacía sentado en su sillón, la dama de rojo frente a frente sobre sus faldas con sus ojos de fuego clavados en los de miel. El la tomo de la barbilla y acerco sus rostros buscándole los labios. La boca de la mujer se abrió bajo la suya. Le desabotono uno a uno los botones del saco sin dejar de besarlo y cuando llego a la camisa se la agarro por el cuello y desgarro la seda hasta el ombligo, Brand quiso subirle el vestido pero ella más hábil se separó de el con un paso atrás y siseó haciendo una señal de “no” con su cabeza en gesto travieso. Luego de eso ella misma se desabrocho algo detrás de su vestido y este se deslizo por sus curvas hacia el suelo. Su cuerpo podría quemar el mismo infierno.

Una vez que ambos se despojaron completamente de sus ropas la tormenta estallo. Él la tenía acorralada contra el placard, hundió su rostro en su cabello llenándose los pulmones con su aroma, no era dulce, si delicioso, y lo embriagaba de deseos de poseerla. Un relámpago azota e viento dejando la casa sin aire acondicionado y casi en completa oscuridad salvo por la luz que daba en la ventana junto con el la lluvia.

-Bésame completa- Le suplica ella. Brand la jala del cabello con un ápice de torpeza obligándola a levantar el rostro hacia el techo, dejando libre el cuello y el hueco bajo su garganta para colmarla de besos, Brand chupeteaba su piel por todo lugar donde podía y ella le presionaba su cabeza contra su cuerpo. Ella acaricio su masculinidad y la guio hacia su interior bañándolo con su calor. Ella dejo escapar un gemido violento, Brand lo continúo.

Otro relámpago se oye atronar afuera y el estrepito opaca los gemidos de placer de ambos, el calor los abrazaba y les perlaba la frente de sudor.

A él le gustaba sentir esos pechos suaves y redondos bajo sus dedos pero el sonido que emitía su corazón no armonizaba con el de su cuerpo y eso lo confundía. <<No es la música que oí la primera vez>> Pensaba. Ella colgó sus piernas sobre las caderas de el sin separar su espalda del mueble. Brand sentía como sus cuerpos ardían más con cada embestida, << Esta mujer es una hoguera>> incluso sus besos eran calientes. Los estruendos eran cada vez más consecutivos y el sonido del agua estrellándose en el vidrio se volvía ensordecedor.

Las nalgas del hombre se tensaban y la mujer le clavaba las uñas en su espalda con cada choque de cuerpos, hasta sentir el crujido de la madera del placard al romperse. Otro relámpago estallo y otro fulgor de luz entro invasivo por la ventana, encontrándolos íntimamente desnudos en el suelo, el sobre ella, ella aferrándose con piernas y brazos a él, desgarrándose el alma uno a otro – No pares! no pares! no pares! Por favor!- Le imploraba. Sus cuerpos transpiraban como si se estuviesen fundiendo el uno con el otro, como si se estuviesen cocinando. El viento golpea agresivo y abre la ventana dejando a la tormenta ser partícipe del evento. Las gotas de agua se confunden con el sudor, al contrario de la música del cuerpo de la mujer que se diferencia de la del corazón. Un gemido sollozante y la mujer lo libera de sus extremidades, él se queda un poco más, hasta que cae rendido sobre ella y luego se aparta. La lluvia se va disipando al igual que el calor de la habitación. La luz de la luna da justo en la cara de la mujer y Brand tendido en el suelo estudia sus ojos desde las sombras, unos ojos rojizos que en ese momento se veían muy fríos.

– ¿Cuál es su nombre mi Lady?-

-Ja ja. Creí que jamás lo preguntarías?- Contesto con una leve risa sarcástica –Llámame Roxanne-

-¿Roxanne así sin más?-

– Roxanne Winter para ti- Respondió con reproche – Mi Ser-

Al oír su nombre Brand determino que si tenía que prenderle fuego al edificio entero lo haría pero descifraría la melodía que ella escondía bajo ese corazón de hielo.

violinista en llamas