Bolsa con Ratas Parte 2

Segunda y ultima parte de esta historia, un poco mas asquerosita que la primera

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Alison me gritaba desesperada  –Eso tampoco lo escuchas? Está golpeando la puerta con algo–

Yo seguía sin escuchar nada de esos sonidos, solo escuchaba a mi perro ladrar desde afuera

Eric me ordenaba ayuda mientras sostenía el mueble –Sostén la puerta, Ayúdame Alan!–

Janet que parecía la más estable de los cuatro también gritaba desesperada –Que quieres? Quién eres? No tenemos nada vete!

Yo seguía sosteniendo la puerta aunque sin escuchar o sentir ningún golpe contra la puerta, estaba totalmente confundido y la luz de emergencia me aturdía más por momentos pensé que me había desmayado con el golpe y todo esto lo estaba soñando, la cabeza me escocia del dolor, las actitudes de los chicos eran demasiado reales para ser una broma

El grito de Eric estallo contra la puerta –Tienes mi Billetera arriba de la mesa, Deja de golpear, Agárrala y lárgate!

Alison se había quebrado en llanto – Que se vaya, por favor que se vaya–

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En ese instante Norvo dejo de ladrar, todos dejaron de gritar y el silencio se apodero de la casa, empezamos a buscarnos con la mirada y pase de sentir que el corazón me estallaba de lo rápido y fuerte que latía a sentir una gran angustia mezclada con tranquilidad. Note que esa horrible sensación también era compartida con los demás presentes en el cuarto, era como si nuestros corazones se hubiesen detenido de golpe. Nos quedamos unos instantes sosteniendo la puerta y el mueble, luego mire hacia la ventana y vi la tormenta. Siempre me ha encantado ver la tormenta y sentir la brisa fresca del viento, esas luces incandescentes de los relámpagos y el sonido poderoso de los truenos mostrando toda la fuerza de la naturaleza. Pero no fue lo que sentí cuando la mire,  la tormenta me transmitía una inmensa tristeza, una fuerte presión en el pecho y en el estómago como si se me quisiera escapar por la boca y otra vez ese frio cortante y penetrante en mi espalda, como si las garras de la muerte me acariciaran antes de apuñalarme. Mordí la manga de mi campera y llore unos minutos en silencio para tratar de lavar ese sentimiento, vomitarlo de mis entrañas pero no se iba, hasta que la calma se volvió insoportable y me estaba sintiendo histérico, no soportaba más el silencio de ninguno, pero el dolor de cabeza había cesado.

 

Eric rompió el fastidioso silencio diciendo con voz de alivio y respiración agotada

–Se fue, dejo de golpear–

–De seguro escucho lo de la billetera, la tomo y se fue– dijo Alison mientras se secaba las lágrimas negras por el maquillaje y se sentaba de nuevo en la cama

Janet me miro, me abrazo y trató de consolarme –Ya corazón ya paso quédate tranquilo, la puerta está bien trabada, nos vamos a quedar acá juntitos hasta que amanezca tengamos luz–

Pero yo no estaba asustado lo que sentía era un vacío en el alma y desesperanza

Eric se quebró en llanto como jamás lo había visto mientras no dejaba de sostener el mueble y mantenía apoyada su cabeza en el

–No se ustedes pero yo en vez de sentir terror siento tristeza, mucho dolor en el pecho. Saben que no lloro nunca, mi padre dice que es de débiles, mi padre no me dejo llorar ni cuando murió mi madre–

 

Trate de tranquilizarlos y tranquilizarme yo también

–Seguro estamos confundiendo sentimientos por esto que estamos pasando, pero ya está todo bien–

 

 

 

Janet miro hacia la ventana y cambio de tema –Mira las ratas están rompiendo las bolsas–

–Que bolsas?– Le pregunte

Pero sin recibir ninguna respuesta mire hacia la ventana escrute la escena de casi una decena de ratas rompiendo las bolsas industriales repletas de basura, No había visto esas bolsas antes o no les había prestado atención y era demasiado extraño que mis padres dejaran un volumen de basura tan importante sin sacar

Janet volvió a susurrar para sus adentros  –Quizás haya comida, por eso están desesperadas por abrirla–

Nuevamente un bullicioso trueno sonó pero esta vez Alison no grito – Vieron el espejo?–

–No que paso?– dijo Eric sin mostrar el más mínimo reflejo de emoción

Alison no sonaba asustada sino deprimida y con ganas de llorar de nuevo

–Ahí, cuando cayó el rayo e ilumino todo el cuarto en el espejo nos vi a nosotros cuatro llenos de sangre por todo el cuerpo–

Eric quiso calmarla amablemente –No mi cielo mira, no hay sangre, ves? Alan nada más tiene sangre por que se golpeó la cabeza cuando fue a buscar los doritos y la herida ya suturo–

Alison estaba convencida de lo que vio y contesto a Eric –Sé muy bien lo que vi, éramos nosotros cuatro en los mismos lugares con los cuerpos en reposo y ensangrentados con las ropas rasgadas, tu Eric tenías las manos Atadas con tu propio cinturón, era la hebilla con el símbolo de la armada y yo amordazada con mi pañuelo de seda, fue solo un segundo pero lo pude ver bien claro–

Janet interrumpió – Se está inundando, está entrando agua por debajo de la puerta–

Yo veía el agua entrar pero no me importaba, ni el agua ni absolutamente nada.

 

De repente sentí que me tironeaban del pie, no sentí temor alguno ya que tampoco me importaba, hasta que me jalo con mucha fuerza y casi me tira al suelo, lentamente gire mi cabeza, mire mi pie y sonreí, sonreí a pesar de no sentir nada, era mi perro mordiéndome los cordones –Bueno pequeño ya está échate en el suelo y quédate quieto, deja en paz los cordones– Le dije mientras le acariciaba el lomo

 

Janet se sentó en la cama y me decía mientras también acariciaba al animal  –Tan grandote y sigue mordiendo los cordones?–

–Si ya es un Bull Dog Adulto pero no se le va la costumbre– Conteste resignándome a que jamás se le iría la maldita maña.

 

Esa era la primera vez que me mordía los cordones de las zapatillas aun puestas y creo que fui el único que se preguntó cómo es que Norvo pudo entrar si la puerta está trabada con un mueble?

 

Mi interrogante fue interrumpido por el sonido del timbre, un timbre musical que también instalo mi padre con la melodía de “Sonata claro de luna” una suave y triste melodía que encajaba a la perfección con el momento, nadie menciono una sola palabra hasta que la melodía acabo, luego Alison dijo lo evidente –Tocan el timbre–

Eric empezó a buscar en sus bolsillos mientras me decía

–Debe ser la pizza, cuánto es?–

 

Saque mi billetera la abrí y le dije –Pago yo ya que no tengo cambio–

Mire a Janet con su mano estirada y un billete de 10$ –Es todo lo que tengo perdón– Me dijo y se encogió de hombros.

No quería recibírselos porque era todo lo que tenía de verdad, pero si no se los recibía seria como despreciarla y hacerle pensar que su dinero no vale nada

Alison no se molestó por aportar solo le dijo a Eric –Paga tu Amor, yo no traje nada–

Eric resignado dijo –Como siempre– Creo que ya se la esperaba

En ese momento recupere la cordura y pensé en voz alta –Pero que estamos haciendo? No sabemos si hay alguien en la cocina y nos preocupamos por las pizzas? Porque estamos actuando como Idiotas?–

 

Los gritos de Alison volvieron con el estallido de un nuevo trueno –Ay! Vieron eso? Ahí! Otra vez! En el espejo, lo vieron?

–Si– Dijimos los tres al unísono pero Eric agrego –De seguro es por el miedo que tenemos y las sombras mal reflejadas que nos hacen alucinar cosas–

Alison miro a Eric poniéndole los ojos en blanco en señal de ironía

– Los cuatro alucinamos lo mismo? No te parece dudoso? Querido–

A lo que argumento Janet como toda una científica –Si, por que los cuatro estamos en la misma situación de tensión y por ende la percepción se altera y ciertas zonas del cereb…

–Mi Auto!– Interrumpió Eric y empezó a ponerse desesperado –Las llaves del Auto quedaron al lado de la billetera, ese Hijo de Puta se va a llevar el auto, Tenemos que salir–

–No Amor, no salgas es peligroso– Dijo Alison agarrándolo de los brazos tratando de serenarlo

Eric tartamudeaba –Es es es el Auto de mi padre no lo entienden, si no me mata el tipo que entro me mata mi padre, ustedes no tienes un padre sargento–

En ese momento pensé en usar el teléfono celular pero recordé que el mío quedo sobre la mesa junto al de Eric y el de Alison esta debajo de un mueble o quizás secuestrado por una rata–gato–mutante

Janet compartió una idea –Mi celular esta sin crédito pero tengo llamadas gratis con el teléfono fijo de mi casa–

Eric se calmó un poco y con voz más relajada dijo –Bueno Llama a tu madre y cuéntale todo lo sucedido y que le avise a la policía, el sargento va a matarme–

Janet busco en la agenda del teléfono y llamo a su casa – Hagan silencio, está sonando– Dijo calmada

Luego de unos instantes sonrió y saludo –Hola Mamá?–

La voz de Mónica, su madre, esa voz inconfundible gastada por el cigarrillo se escuchaba muy bajo pero bastante claro gracias a mi buen oído

 

–Janet? Te fijaste la Hora que es? No piensas volver a tu casa? Y tampoco piensas contestar el teléfono? Me he cansado de llamarte–

Dijo Mónica bastante enfadada

Janet algo sorprendida contesto – Espera Mamá No tengo ninguna llamada perdida tuya y bueno con esta tormenta no puedo volver aun–

Mónica con la voz más irritada y tosca le respondió –La tormenta se acabó por la mañana temprano ya son casi las 12 del mediodía, te vuelves AHORA!!–

Janet estaba confundida y atónita, no pudo articular una sola palabra y se cortó la comunicación

Eric empezó a enfadarse de nuevo  –Que te dijo? Porque no le dijiste lo del tipo que se metió a la casa? Porque no le dijiste que llamara a mi padre? No hiciste nada de lo que te ordene que hicieras–

Trate de calmar a Eric ya que yo si había escuchado las respuestas sin sentido de Mónica.

Le pedí a Janet que llamara de nuevo mientras acariciaba su espalda en círculos con mi mano y masajeaba su hombro y cuello

Janet presiono REDIAL para llamar nuevamente

–Hola Mamá?– Fue lo primero que dijo

Una Voz temblorosa de mujer anciana al otro lado le respondió –Hola? Quién Habla?–

Janet creyó  haberse equivocado y marcar un numero de más luego del REDIAL aun así pregunto –Hablo con Mónica? Mónica Featherman?–

La señora anciana con la voz dulce y con la respiración jadeante le respondió –Nooo, no, no, no, no, esa señora no vive más aquí, después de lo que le pasó a su hija se mudó–

 

Janet tan confundida como yo sabiendo que lograba escuchar la comunicación me miro sin saber que decir, pidiéndome ayuda sin emitir sonido alguno, solo con la mirada y los ojos llorosos paralizada del miedo.

Tome el teléfono y conteste –Que cosa? Mónica solo tiene una hija, donde esta Mónica? Que le paso a la hija?–

La anciana respondió como escapándose de la conversación –Ay mire no le escucho bien es que estoy anciana y sorda pero lo mismo yo de esas cosas no hablo, así que chau adiós me voy a hacer la merienda a mis nietos–

La llamada se cortó luego de eso.

Janet tomo coraje me arrebato el teléfono, confirmo bien el número y llamo una vez más

– Hola Mónica– Esta vez la voz de Janet era firme, seria y segura

Esta vez fue la voz de Mónica la que respondió –Si, ella misma, con quien hablo?–

Janet dejo salir un suspiro aliviándose y respondió –Mamá menos mal que me atendiste tú, la estamos pasando muy mal acá en casa de Alan–

Mónica volvió a preguntar como si no hubiera reconocido la vos de su hija –Perdón? Quien Habla?–

Janet respondió con un tono de obviedad –Yo Mamá, Janet, quien más?–

Mónica tomo una bocanada de aire y respondió con voz furiosa, más que de lo costumbre, se notaba que le dolía la garganta al esforzarla con los gritos

–Mira Pendeja, No sé quién seas pero no quiero que vuelvas a llamar y molestar más, déjame a mí y a Janet en paz si? Con esas cosas no se jode– Y corto la llamada

Janet se desesperó y volvió a llorar gritándole al teléfono –Ma, Mamá! No cortes, no me cortes, má soy yo, soy Janet, no me cortes por favor! Por favor!

Solo pude abrazarla por la espalda envolviendo mis brazos en su cintura y colocar mi rostro en su hombro como escondiéndome para tratar de fingir que yo no estaba llorando también y hablarle despacio al oído para tratar que Janet se relaje

Ya me estaba acostumbrando a los gritos de Alison –Chicos! las Ratas, están entrando a la casa–

Las ventanas de repente estaban abiertas, el viento introducía ráfagas de hedor a basura húmeda y en descomposición que nos generaban arcadas y las ratas entrando como si esta fuese su casa, enormes, de pelaje oscuro y roñoso con el mismo olor que sentí bajo el mueble impregnado en ellas, patas uñudas y arrastrando la pesada cola como si esta fuese una lombriz larga, gorda y sin vida y ese chillido agudo particular que solo hacen las ratas, pero multiplicado por mil.

 

Tome una escoba de detrás del armario y le pase un lampazo a Eric para que pudiéramos empujarlas hacia afuera.

Alison solo nos ayudaba desde arriba de la cama indicándonos lo que nosotros ya veíamos sin su ayuda

–Chicos allá! Allá entro una, Allá entro otra–

Era bastante extraño que las ratas entraran de ese modo y que fuera en esa cantidad, era imposible mantenerlas a todas afuera y menos con Alison gritando en vez de ayudar y Janet sentada en el suelo al lado de la mesita de noche, resignada como si entendiera todo pero no le importara nada

Sentí un fuerte dolor como si me desgarraran el talón y grite – Aoh! Malditas ratas, una me mordió–

–A mí también, Ayúdame Alan– dijo Eric gritando mientras intentaba sacarse exasperantemente una rata de su espalda–

La espalda de Eric es ancha y musculosa, sus brazos no eran muy flexibles, solo no podría quitarse la rata de encima, lo primero que pensé fue en darle un fuerte golpe, su espalda lo resistiría y prácticamente no lo sentiría, lo golpee pero la rata no se soltaba, así que lo intente una y otra y otra y otra vez,

–Alan Para!– Grito Eric, creo que su espalda no era tan resistente o yo estaba muy eufórico y cargado de  adrenalina

Eric tubo que quitarse la remera para poder deshacerse de la rata, mostrando toda la musculatura que habían logrado años de entrenamiento militar que por lo visto en el ejército no entrenan soldados para luchar contra ratas.

Alison por fin dio un dato que no notamos –Caen del techo–

No podía creer lo que mis ojos veían, estaban caminando por las paredes y techos como si no existiese la ley de gravedad, le grite a Janet que no se había movido de su rincón, ni si quiera seguía la situación con la mirada o al menos haber dejado caer alguna lagrima

–Janet que haces ahí!? Levántate del suelo y súbete a la cama! Te van a morder las ratas! Janet! Hazme caso! Janet!- Mis palabras eran en vano, Janet yacía sentada sin responder

Eric seguía tratando de rechazarlas hacia afuera mientras me decía –Está paralizada Alan, súbela tú y súbete también a la cama, dame la escoba que es mejor–

Me subí y subí a Janet a la cama, la tome de los hombros y la sacudí lo mas fuerte que pude esperando alguna respuesta pero ella solo miraba a la nada

–Janet por favor responde, muévete, haz algo, dime algo– Le gritaba desesperanzado

Ella aun con la vista en el vacío me dijo –No tiene sentido ya entendí todo, no se puede hacer más nada–

Detestaba cuando ella decía cosas como esa, normalmente cuando me dice que todo está perdido es porque así es, siempre tiene razón en eso

Luego de un momento de silencio entre ella y yo dejo de dispersar la mirada para buscar mis ojos y decirme

–Todas las piezas del acertijo encajan, solo hay una respuesta para todo este desastre, una muy mala respuesta y el final es más que inevitable–

Luego de terminar la misteriosa frase, que para mí no tenía ningún sentido entonces pero que no me atrevía a preguntar, toda la habitación se vio iluminada por un relámpago que resplandeció por varios segundos y pudimos ver claramente lo que Alison vio, éramos nosotros cuatro con el cuerpo lleno de sangre y las ratas mordiéndonos por todos lados

Ya estaba saturado por la situación quería que  esta locura se terminara, repentinamente y de la nada la cama empezó a temblar, a sacudirse, levantarse y moverse de norte a sur, de este a oeste, se movía y se balanceaba para todos lados como un toro mecánico, rechinando y crujiendo las viejas maderas que de seguro se romperían en cualquier momento, estábamos realmente asustados todos excepto Janet, esa noche nos había sucedido de todo y aún faltaba más, pero por más que tratara de imaginarme lo que podría estar debajo de la cama, no quería saberlo y ya no teníamos fuerza para enfrentarlo, estábamos quebrados emocionalmente.

 

En ese momento Norvo sale debajo de la cama y empieza a ladrarles a las ratas, las ratas retroceden temerosas a los ladridos y huyen de por donde entraron, en ese momento todos sentimos un Enorme Miedo y ese miedo se transformó en odio, un potente odio hacia el miedo y ese odio hacia el miedo podría llegar a denominarse como valor, así que nos armamos de valor, hicimos a un lado el mueble abrimos la puerta y cruzamos la cocina–comedor a oscuras, justo en ese momento la luz retomo, la luz, la tan preciada luz, era lo que estuvimos esperando todo ese tiempo ansiosos, pero definitivamente hubiese preferido seguir en penumbras, nos miramos y nuestras figuras no eran lo que recordábamos teníamos la piel pálida pero con un color amarillo oscuro como si nos hubiesen untado la piel en yodo, mis Amigos y yo empezamos a sentir las ultimas fuerzas abandonándonos y nos arrojamos al suelo, sentía fiebre, sentía que la piel me ardía como si estuviese desnudo y bajo el sol de un desierto, luego el sudor se extendía por todo mi cuerpo y me congelaba, sentía mis extremidades entumecidas y el resto del cuerpo como si estuviera enterrado en filosas escarchas de hielo. Unas dolorosas ganas de vomitar como si lo que fuese a expulsar fuera mi propio corazón, un desmesurado dolor en la garganta como si alguien quisiera arrancarme la lengua y desgarrarme la carne de la faringe con un garfio de metal al rojo vivo, sentía como si me ahogara en mi sangre espesa y ese olor nauseabundo proviniendo de mi interior, y el asqueroso sabor en mi boca como si hubiese  chupado cobre de moneda quemada. Un zumbido en mi cabeza comparable con el de mil aves gritando en mis oídos y por ultimo un dolor paralizante en todo mi cuerpo como si todos los sensores del dolor se hubiesen activado al mismo tiempo, la agonía ya había dejado de ser un concepto valido para describir lo que sentía.

 

Como pude me arrastre hacia el patio donde estaban las bolsas, me arrodille para abrir las puertas y al apoyarme sentí como si me hubiesen limado las articulaciones de las rodillas y las hubiesen remplazado por cristales de vidrio roto, logre abrirlas temblando de dolor dejando que el agua inmunda entre, manchando los pisos, dibujando nubes rojas en los mosaicos, en ese revelador instante el dolor había desaparecido por completo… o quizás… seria que el impacto de lo que vi allí afuera me hizo olvidar el cruel sufrimiento, pude ver las bolsas destrozadas por las ratas y dentro de ellas nuestros cuatro cadáveres tan destrozados como las mismas bolsas alimentando a un par de ellas, Esa imagen me hizo recordar algo, yo fui el primero en irme, ese golpe que había sentido en mi cabeza me agarro desprevenido, caí en seco no pude ver quien lo hizo y tampoco pude prevenirle a los chicos, y ya no recordé mas nada, luego Janet arrodillada también se poso a mi lado, la mire a los ojos, sentí una gran impotencia y le grite llorando “Perdón” pero mi voz  apenas se oyó ahogada por el llanto.

 

Todas las piezas del acertijo encajaban, solo había una respuesta para todo este desastre, una muy mala respuesta y era más que inevitable… Hacía ya varias horas que estábamos muertos…

 

FIN

ratas2